La trampa de la coca
Anna JOLIVET y Nelly EA
La reducción espectacular de la superficie de plantaciones de coca en toda América latina tiene consecuencias sociales y ambientales desastrosas.
La destrucción de plantaciones de coca no tiene tantas ventajas
Colombia, Perú y Bolivia. Estos tres países están en el podio de los productores mundiales de coca en 2014. Pero la producción de la hoja de coca está disminuyendo desde hace unos 10 años, para gran placer de los gobiernos latinoamericanos y estadounidense. En efecto, las cifras ponen de relieve la tendencia a la baja de las superficies de plantaciones de coca : en 2011 en Colombia por ejemplo, 64000 hectáreas de tierra fueron dedicadas al cultivo de la hoja de coca frente a 48000 hectáreas en 2012, ilustrando una reducción del 66% de las plantaciones de coca en 11 años.
Esta situación es el resultado de las políticas aplicadas en América para luchar contra la producción, el consumo y el mercado negro de la cocaína. Por ejemplo, la policía destruye las plantaciones con fumigación y desarraigo manual en Colombia. No obstante, la coca tiene usos tradicionales tales como beber mate de coca o mascar hojas de coca para reducir el soroche (mal de altura), y por eso una pate de su producción en Bolivia y Perú es autorizada y controlada por el gobierno.
Las primeras víctimas son los productores de coca - llamados “cocaleros” o “raspachines” según las regiones - que viven en la pobreza en lugares recónditos por la mayoría de las veces. Como lo explica Saúl Amado, cocalero en Catatumbo (al noreste de Colombia) : “Con una hectárea de coca, lo que es fácil a cosechar, podemos ganar entre 4 y 5 millones de pesos (entre 1600 y 2000 euros) cada dos meses, lo que nos permite sobrevivir”.
Los campesinos no tienen más remedio que la producción de coca porque las otras plantas - maíz, cacao, palma - son más difíciles de cultivar y menos rentables. Y por eso, las medidas tomadas por los gobiernos llevaron a violentas manifestaciones y bloqueos en toda América latina por productores enfadados.
Una otra consecuencia menos conocida de la reducción de las plantaciones de coca es la deforestación. En efecto, las culturas de coca representan la primera causa de deforestación, antes de la ganadería, la agricultura o la explotación minera. La destrucción de las plantaciones se hace sin tener cuidado con la naturaleza, estropeando reservas naturales como los Andes o la selva amazónica. Además, la destrucción de esas culturas empuja a los cocaleros a establecer nuevas parcelas en zonas que eran hasta aquel momento selváticas.
Fuentes :
http://www.lemonde.fr/ameriques/article/2013/06/28/en-colombie-des-paysans-refusent-la-politique-d-eradication-des-plantations-de-coca_3438603_3222.html